La agilidad bien entendida y mejor implantada: La revolución digital: de las metodologías a las personas

En las empresas necesitamos decidir de modo más dinámico, acertando más que errando, lo cual solo es posible si aprendemos mejor y con más rapidez. Hemos mutado de trabajadores del conocimiento (knowledge workers) a trabajadores del aprendizaje (learning workers). La búsqueda del consenso ya no es una prioridad organizativa, sino que ahora lo constituye la creación de organismos o comunidades donde el conocimiento y su aplicación real sean los motores de una agilidad estable, que fomente el aprendizaje constante, la cual parece haber trasladado el acento del individuo al equipo. Como ya advirtió el profesor Juan Antonio Pérez López, las estructuras mecanicistas con motivaciones incompletas no sacan el mejor partido de lo que pueden dar de sí las personas. La revolución digital vuelve a dar una oportunidad a organismos cabalmente humanos, para que hagan rimar la libertad individual con la coordinación colectiva en la búsqueda de unos resultados amplios, fruto de que se haga con excelencia lo que hay que hacer.